Oleos y Acrílicos
Mi alma artística siempre ha sido la pintura.
Así es como todo comenzó.
Estoy segura de que todos hemos oído hablar de alguien que empezó a hacer arte joven. Aunque la mayoría no suene real, yo soy una de ellos.
A la edad de 3 años y solo tres. Hice mi primer cuadro de naturaleza muerta, que era un plato rojo lleno de margaritas. Al parecer ese mismo día también hice mi primer cuadro de dibujo de figura, que era de un gato, que según mi mamá me estaba mirando fijamente pintando mis margaritas.
Mi mamá hasta el día de hoy, todavía tiene esos primeros dibujos de pintura con los dedos que hice, en la parte de atrás de un cartón, de un televisor que acabamos de comprar. Es una locura verlos y ver claramente lo que había pintado y cuál era mi punto de vista. Lo que más me sorprende es que nunca me he conocido sin tener un pincel en la mano, pintura en las mejillas y ropa con los colores de la obra de arte que acabo de hacer.
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Al crecer, no sabía que había clases de arte que podía tomar para mejorar mi pasión, ya que solo podía mantenerlo como un pasatiempo porque mi papá no estaba de acuerdo conmigo en convertirlo en un trabajo ... Esta fue una conversación que tuve con él a los 11 años.
En la escuela secundaria tuve que tomar clases extra currículo y, como me gusta pintar, decidí intentarlo. Esa primera semana me enamoré de verdad. Fue un sentimiento que me consumió de una manera feliz. Me hizo sentir completa. Incluso gané una beca para estudiar en la Academia de Artes en San Francisco.
Cuando llegué a la universidad estaba estudiando Ingeniería Nuclear porque sabía que el arte no era una opción, pero eso no me impidió tomar una clase extra en Historia del Arte. Mi mamá vio lo mucho que me alegraba el día solo con hablar de eso. Así que después de meses de discutirlo, finalmente hice el cambio para cambiar mis estudios a Arte.
Alrededor de ese tiempo mi mamá me explicó por qué mi papá no quería que siguiera mi sueño artístico. Resulta que mi papá hizo pinturas en óleo. Eran paisajes. Tenía alrededor de 16 años cuando comenzó a serlos y era muy bueno. Hasta que un día su profesor preguntó si podía verlos y mi papá le entregó sus cuadros y pasaron los meses y su maestro nunca los devolvió. Resultó que los había vendido a su nombre y no le dio ni un centavo a mi papá por sus pinturas.
Mi papá tenía miedo de que algo así sucediera y yo pudiera perderlo todo o no ganar ni un centavo con mi nombre. Desde ahí hablé con él y suavicé todo. Y ahora sigo mi pasión con orgullo como Artista de segunda generación en mi familia.
Aunque no puedo recordar esos primeros momentos mágicos e importantes, como en la vida de cualquier Artista. No lo cambiaría por nada del mundo. Me ha convertido en quien soy y ahora es parte de mi vida y parte de mí.